Joven de la cultura aspira a convertirse en el primer guía turístico profesional salido de su comunidad para promover sus tradiciones y recrear aspectos de la vida que llevaron sus antepasados desde tiempos ancestrales.
La creación de un centro turístico que reproduzca la forma de vida de la cultura yagán que habita el Archipiélago de Cabo de Hornos hace más de siete mil años, se propone Nicolás Seguel, de 25 años, que aspira a convertirse en el primer guía de turismo profesional perteneciente a este pueblo.
La formación la adquiere en la carrera Técnico de Nivel Superior en Turismo de Conservación Biocultural que dictan conjuntamente la Universidad de Magallanes en Puerto Williams y el Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural (CHIC) establecido allí. Esta es la primera carrera de carácter universitario que se imparte en esa ciudad, la que abrió sus puertas este año.
Nicolás es bisnieto y sobrino bisnieto, respectivamente, de Úrsula y Cristina Calderón Harban, las últimas integrantes del Pueblo Yagán que se expresaban en su lengua original con pleno vocabulario y fluidez. Aunque ambas fallecieron (Úrsula en 2003 y Cristina en 2022), el joven estudiante mantuvo estrecho contacto con ellas durante su vida escolar y preescolar.
Nicolás nació en Punta Arenas, pero a los dos años se trasladó con su madre a la Villa Ukika, habitada por el pueblo Yagán, en Puerto Williams . Estudió en el colegio de esta última localidad hasta cuarto medio, tras lo cual emigró a Punta Arenas, donde cursó la carrera de turismo en Inacap, hasta que la pandemia lo interrumpió y volvió a Puerto Williams.
Allí, entre otras cosas, trabajó como operario de distribución de gas, hasta que se enteró que la UMAG y el CHIC formarían profesionales de la especialidad que le interesaba, se matriculó y desde entonces se encuentra cursando las materias correspondientes. Actualmente cursa el segundo de los cinco semestres del plan de estudios correspondiente.
REVITALIZAR LA CULTURA DEL PUEBLO YAGÁN
Su expectativa es que al egresar y titularse pueda hacer realidad un sueño que viene incubando hace tiempo. El establecimiento de un lugar donde poder recrear aspectos de la vida que llevaron sus antepasados desde tiempos ancestrales.
Nicolás espera instalar domos para alojamiento, un modelo de vivienda cuya superficie aerodinámica las hace especialmente aptas para el frío, la nieve y el viento característicos de la zona. “Además, su forma es amable con el paisaje natural que se encontrará a su alrededor”.
Se propone reproducir también ahí el tipo de habitaciones forradas con ramas, pieles y cueros que habitaban sus antepasados. En medio de este entorno emplazaría una réplica de “chiejaus” (construcciones de forma ovalada de 12 a 14 metros de largo por 4 a 5 de ancho) que los antiguos yaganes destinaban a reunir a las nuevas generaciones en torno a una serie de fogatas para e impartir en ellas las enseñanzas que los habilitaban para la vida adulta.
En el proyecto, estas construcciones tendrían carácter permanente, a diferencia de lo que ocurría con las prácticas cotidianas del Pueblo Yagán. Por su carácter de nómades, las usaban por un tiempo y luego las abandonaban y migraban a bordo de sus canoas.
La confección de estos vehículos de transporte acuático, así como de herramientas y utensilios para la pesca y recolección, constituía pieza esencial de la cultura que el emprendimiento de Nicolás se encargará de mostrar. La que correspondía a su estrecha relación con la naturaleza y en especial el mar.
En ese contexto, espera dar a conocer a los turistas que lo visiten, algunos de los contenidos que se enseñaban en los “chiejaus”, que han llegado a él a través de los relatos que escuchó de sus familiares. Muchos de esos relatos fueron transmitidos en historias que orientaban a los yaganes para la vida, entre ellas las que los ligaban con otras especies de la naturaleza.
“Para los yaganes, todos los pájaros y otros animales alguna vez fueron personas, que por alguna acción que realizaron en sus vidas, se transformaron”, detalla. Recuerda la narración sobre una abuela muy mezquina que cuando la visitaban sus nietos ni siquiera quería compartirles el azúcar, por lo que terminó convertida en lobo marino, especie que entre los yaganes tiene fama de egoísta.
ENFOQUE BIOCULTURAL
El enfoque de la carrera -señala Toledo-, “es coherente con el sentido biocultural del Centro Internacional Cabo de Hornos. La idea o el concepto de bioculturalidad que CHIC y UMAG buscan desarrollar, se refiere a la comprensión integral de la naturaleza y las culturas originarias y locales, lo que significa también abrir la construcción del conocimiento hacia la interculturalidad”.
Pero advierte que esperan hacerlo de una manera integrada y no con pretendida superioridad. En ese sentido, destaca que la importancia es que el aporte de la academia tiene que respetar las relaciones que ya existen, y hagan parte a las comunidades en la construcción de sus conocimientos. (Fuente: El Mostrador - Por: Revista Jengibre).