El más grande de los barcos que navegan por el mundo, Harmony of the Seas, se dirige hacia el Mediterráneo. Su imponente proa, inconfundible a lo lejos, apunta a la ciudad de Barcelona tras salir de los astilleros de Saint Nazaire (Nantes, Francia) hace pocos días y tras una ceremonia inaugural en Southampton, dirigida a sus clientes y agentes del Norte de Europa.
Un barco, el tercero de la familia Oasis (tras Oasis y Allure, ambos ya visitaron Barcelona los dos últimos años), que ha permanecido un total de 32 meses en los astilleros franceses STX, donde el trabajo realizado ha sido impresionante. El coste total de este gigante roza los 1.000 millones de euros. Sí, para hacernos una idea, construir el Harmony es igual de caro que pagar hasta 5 veces la cláusula de rescisión de las estrellas del fútbol Leo Messi, Cristiano Ronaldo o Neymar… ¡Casi nada!
Pero no crean que es una “ruina” para la compañía. Todo está -más o menos- calculado. Hoy día, crear grandes naves, con miles de opciones para el ocio y el entretenimiento a bordo, sale a cuenta. Por lo menos eso dicen. Según nos reconocieron altos ejecutivos de la compañía Royal Caribbean durante la inauguración del Allure of the Seas en Florida en 2010, recuperar esta enorme inversión supone entre 6 y 8 años, según la nave y según la situación económica mundial. De 2010 a 2016 no han cambiado mucho las cosas a nivel económico… Bien, sí, el dólar ha subido de valor. Por lo tanto, mejor para este tipo de inversiones igual de colosales que la misma pieza en sí.
Ya no es lo que uno paga por reservar un camarote de cualquier categoría -las hay de muchas ocpiones y para todo tipo de bolsillos-, sino de lo que uno se puede llegar a gastar a bordo con tanta propuesta:
Y seguro que nos dejamos otros “extras”. Por este motivo, las navieras más populares (de carácter familiar) construyen, cada vez con más frecuencia, barcos de mayor envergadura con mayores opciones para que sus clientes obtengan más oferta a bordo (y gasten más a bordo, ya sea a consciencia o por impulso). Son barcos generadores de ilusiones. Y este hecho hace que el cliente (pasajero) tienda a gastar más, a ser un tipo de cliente más impulsivo en este aspecto. Es cierto que los más expertos cruceristas saben calcular muy bien sus gastos y saben “distanciarse” de tanta propuesta. Pero aunque un pasajero sea de gastar poco o sea de administrar con más cuidado su cuenta de gastos a bordo, generalmente acaba gastando más que en otro barco de menor envergadura. Por pura lógica. Y esto, la naviera en cuestión lo sabe. Todo está más que calculado.
Personalmente, he visto a pasajeros gastar hasta cuatro o cinco veces más de lo que ha pagado por su camarote en un crucero de este segmento… Un ejemplo real como la vida misma: en un mini crucero de Royal Caribbean hecho en 2008 o 2009 (no recuerdo), que su coste no superaba los 500 euros por persona, vi una factura en el suelo (quizá el pasajero se cabreó y evitó mostrárselo a su señora, o al revés) y la devolví a recepción. Como aquel que no quiere le eché un vistazo -en serio, fue algo instintivo- y… ¡pam! esta subía algo más de 3.000 dólares USA. Como esta “proporción” de gasto a bordo por pax sea lo normal en el 80% del pasaje… ¡en menos de 6 años la inversión está más que recuperada!
Es por este motivo que la inversión les merece la pena. La mayor parte del pasaje que embarca en un “bicho” de estos, definitivamente va a gastar más que en otro barco de dimensiones más reducidas. Es evidente, pues este tipo de buques, espectaculares e impresionantes, sí, son auténticas máquinas de hacer dinero. Por lo tanto, para estas navieras, ¿qué son 1.000 millones de euros teniendo estos números más que claros?. Una inversión es buena si el retorno es bueno. Da igual que inviertas 10 euros y tu retorno sean 20 euros (uno ya gana dinero) o que inviertas 1.000 millones de euros sabiendo que en 6/8/10 años vas a recuperarlo y a partir de ahí ganar mucho dinero, ¡muchísimo! (aunque haya reformas y revisiones técnicas por medio, que las hay y no haya una debacle económica mundial por el medio).
Todo esto lo comento para que los “críticos” del lugar sepan que esto es un NEGOCIO, como todo lo que mueve el turismo. Sin más. Y los clientes, nosotros, nos movemos por impulsos, ilusiones y motivaciones. Cada uno con sus preferencias, y con una misión clara, la de huir de la rutina diaria y alejarnos de la realidad del día a día. ¡Queremos entretenernos, disfrutar, relajarnos, desconectar…! Entonces, es muy respetable decidir embarcarse en un barco de esta magnitud como de cualquier otra. Y esto pasa lo mismo con los hoteles o cualquier tipo de viaje. Y es igual de respetable ver como estas compañías, que nos permiten soñar (cada uno sueña o quiere soñar a su manera), monten islas flotantes de este tipo.
Por cierto, ya que estamos, el vacío que deja en el astillero STX el Harmony of the Seas lo ocuparán desde este instante, y principalmente, los cuatro nuevos barcos de cruceros encargados por MSC Cruceros. Y no serán barcos de poco o medio tonelaje. Más bien lo contrario, se convertirán en los barcos más grandes pertenecientes a una naviera europea, en este caso italiana. El coste total aproximado de estos cuatro barcos de nueva generación de MSC (El proyecto Seaside marca un nuevo hito en la compañía) es de 4.000 millones de euros. Pero seguro que lo tienen más que estudiado. Esta inversión quizá les merezca la pena, como la que está haciendo Royal Caribbean con sus barcos de la generación Oasis y Quantum.
Sí, definitivamente esto es un no parar… pero, para aquellas personas que les viene todo de nuevo, les recuerdo: existen navieras con barcos con menos o cero atracciones para el ocio y entretenimiento a bordo, más pequeños y con servicios/detalles más lujosos (o al menos más personalizados) en la experiencia global en sí. Y como siempre suelo decir en estos casos: para gustos, los colores. En este portal también hablamos muy a menudo de este tipo de compañías menos mediáticas pero igual de interesantes. Podemos elegir según nos convenga y según nuestras propias circunstancias. Hay épocas para todo. Y todas ellas, sean del segmento que sean, tienen capacidad y razones para “absorvernos” (captarnos) y para “ilusionarnos” (apasionarnos)… Estamos aquí para adaptarnos y disfrutar. ¡Ah! Y para dejarnos llevar. Genial. De verdad, genial.
(Por Josep Piqué – Fuente: Crucero10.com).