En el vasto interior de Chubut, donde los vientos moldean los paisajes que se unen con el mar, se encuentra un hermoso vergel: Estancia La Antonieta. Se ubica a 35 km de Punta Tombo, a la vera de la ruta provincial 1, que recorre desde Rawson hasta Comodoro Rivadavia. La Estancia fue fundada en 1918 por el visionario Don Vicente Martino, este enclave histórico y turístico ha sido preservado por generaciones, y hoy es un faro de autenticidad en el inmenso terreno patagónico.
Guiado por la pasión y el legado familiar, Guido Pepa Morelli, actual propietario, ha convertido La Antonieta en un símbolo de la región. Nacido en Bahía Blanca y criado entre las tierras patagónicas, Guido comparte con sus huéspedes no solo la historia de la estancia, sino también su profundo amor por el Mar Patagónico y la vida en el campo.
FORJANDO UN LEGADO
La Antonieta no es solo un destino turístico, sino un testimonio vivo de la historia de Chubut. Su origen se entrelaza con la vida de Don Vicente Martino, abuelo de Guido Pepa Morelli, cuyo legado comenzó en el siglo XX.
Nacido el 9 de agosto de 1885 en Lungro, Italia, Vicente Martino aprendió desde joven el valor del trabajo. La tragedia marcó su juventud con la pérdida de su padre en un accidente minero, impulsándolo a buscar nuevas oportunidades en Argentina. A los catorce años, llegó a Chubut con su propio ganado, comenzando así su trayectoria como pionero en tierras salvajes.
Los años de Vicente Martino fueron una odisea de perseverancia. Desde el poblado inicial de "El Asador" hasta la adquisición de Santa Elena y La Antonieta, su influencia se extendió en la región como un símbolo de progreso.
En la década del 90', Estancia La Antonieta comenzó un nuevo capítulo como destino turístico. "En 1995 mi padre alquiló el Galpón de Esquila para que una empresa de catering sirviera a los primeros cruceros que llegaban a la zona", recuerda Guido. "Con solo 15 años, comencé a colaborar en la atención de los cruceristas y me encantó la experiencia."
"Recuerdo especialmente a una mujer con un antebrazo tatuado por haber estado en un campo de concentración, y también haber recibido a veteranos de la Segunda Guerra Mundial", añade Guido.
EXCURSIONES
Al llegar a La Antonieta, el viajero es recibido por un ambiente acogedor. Moderno en líneas generales, pero con detalles que evocan reminiscencias del tiempo pasado. Un lugar que guarda tradiciones de años que ya se fueron. Cada rincón transmite la esencia de la historia rural de la provincia, ofreciendo una experiencia de inmersión que combina confort moderno con el encanto de antaño.
Las habitaciones, decoradas con sobriedad, ofrecen a los huéspedes un refugio tranquilo después de un día explorando las vastas tierras que rodean la estancia. Desde aquí, se pueden realizar distintas excursiones, como el avistaje de elefantes marinos en las costas cercanas, un trekking por el cañadón del paisano donde se pueden observar nidos de águilas moras y ruinas históricas, o paseos a caballo que serpentean hasta las playas vírgenes donde la naturaleza se exhibe en todo su esplendor.
GASTRONOMÍA
Las delicias gastronómicas no se quedan atrás: el restaurante de campo de La Antonieta ofrece platos elaborados con carnes ovinas de producción propia, destacando los sabores auténticos de la Patagonia en cada bocado. Aquí, los comensales pueden disfrutar de una experiencia culinaria autóctona, acompañada de vistas panorámicas que capturan la esencia misma de la región.
La temporada de visitas a La Antonieta, que va desde septiembre hasta los primeros días de abril, ofrece una ventana perfecta para experimentar la belleza y la tranquilidad de la Patagonia chubutense. Durante la temporada baja, la estancia continúa recibiendo a huéspedes y visitantes con un enfoque en experiencias personalizadas.
Estancia La Antonieta es mucho más que un lugar para descansar: es un destino que invita a explorar, reflexionar y reconectar con lo esencial. Aquí, el pasado se encuentra con el presente en una danza armoniosa, donde la historia y la naturaleza se entrelazan para ofrecer una experiencia diferente, pero con todos los condimentos de la Patagonia salvaje.