La crisis del coronavirus ha afectado al sector turístico en todo el mundo. Pero también es verdad que algunas ciudades se han visto más afectadas que otras. Es el caso de Venecia, una de las ciudades más visitadas de Europa y que sostiene toda su economía en el turismo.
Según ha publicado EFE en un interesante reportaje, la ciudad de los canales está vacía. Sus hoteles se veden en portales inmobiliarios, los negocios se traspasan a precios irrisorios y la ciudad se desangra poco a poco con el paso de los meses.
“De esta pandemia, Venecia saldrá muy, muy débil”, explica Claudio Scarpa, director de la Asociación Veneciana de Hoteleros (AVA), que cifra en “alrededor de una decena” los hoteles traspasados en la ciudad. “Pero es muy probable que en los próximos meses se vendan otros”, matiza.
De hecho, una búsqueda rápida en un conocido portal web inmobiliario italiano arroja más de 40 resultados de alojamientos turísticos en venta en los distritos venecianos, un canal poco habitual para negocios de esta envergadura.
“Cuando acabe la pandemia, nos encontraremos con las empresas de venecianos vendidas, en el mejor de los casos, a personas que vienen de otros lugares. En el peor, podría haber mafiosos comprando los inmuebles, pagándolos a mitad de precio”, dice Scarpa, a quien no preocupa tanto la llegada de compañías extranjeras como su transparencia.
Es más, el director de AVA valora positivamente el negocio protagonizado por el grupo de inversión británico Reuben Brothers, que compró recientemente por 100 millones de euros el lujoso Hotel Luna Baglioni -al lado de la célebre plaza de San Marcos- con un “pacto de rescate”.
Este acuerdo consiste en que la gestión, por medio del pago de un alquiler, sigue estando a cargo de los anteriores propietarios del inmueble, la familia italiana Polito, que podría “recomprar” el hotel si así lo quisiera, según Scarpa.
“Esta es una solución. Pero lo que deberíamos tener, en mi opinión, es apoyo: deberían llegar ayudas específicas del Gobierno, pero su respuesta, lamentablemente, ha sido muy débil en lo que respecta a Venecia”, añade sobre la que considera “la ciudad más golpeada de Italia por el coronavirus desde el punto de vista económico”.
ADIÓS TURISTAS
Antes de que la COVID-19 golpeara nuestras vidas, Venecia era una de las ciudades que más sufría del sobreturismo en Europa. En enero de 2019, la ciudad anunciaba que cobraría una tasa a todos los viajeros, aunque no pernoctaran en la ciudad.
La ciudad estaba tan saturada por el turismo que tenían que buscar algunas medidas disuasorias para evitar el colapso, sobre todo por la llegada masiva de turistas a través de los cruceros. Mientras tanto, en la ciudad apenas vivían 50.000 personas que se encontraban totalmente desbordadas. De hecho, el tejido social había desaparecido casi por completo, lo que convertía a Venecia en una ciudad vacía de sus propios habitantes.
“Venecia tenía este defecto, que deberíamos cambiar en el futuro: tenemos solo el turismo, lo que nos hace más frágiles”, lamenta Scarpa. Y es que como bien afirma Claudio Vernier, presidente de la asociación de los establecimientos de la plaza de San Marcos, “una ciudad que apuesta por un tipo de economía está destinada al fracaso”.
En estos días, Venecia debería estar llena de turistas y autóctonos disfrutando de su importante Carnaval. Sim embargo, desde que se canceló el final de esta fiesta en 2020, la ciudad se quedó sin aglomeraciones, tanto que las aguas de los canales volvieron a ser tan transparentes que los peces se atrevieron de nuevo a nadar por ellas.
De hecho, y aunque en verano se recuperó un poco la economía, el pasado año cerró con un 54% de visitantes menos en comparación con 2019.
¿Y el futuro? Por ahora, la situación pinta complicada. Si bien es cierto, desde Venecia tienen muy claro que tienen que aprovechar la situación para no volver a caer en los errores de la época pre-COVID-19. “Debemos tutelar la experiencia de quien viene a visitarla, haciendo que la aprecien por la maravilla que es gracias a sus vecinos”, concluye el presidente de ASPM.