Viñedos patrimoniales, agricultura local, tradición culinaria y un hermoso paisaje que mezcla el verde del monte con el fuerte bramido del océano Pacífico son algunas de las cualidades que oferta la región del Maule, que aspira a convertirse en un nuevo referente del turismo en Chile.
Situada a tres horas en auto al sur de Santiago, la circunscripción formada por municipios como Cauquenes, Constitución o Vichuquén, apuesta por crear un modelo de turismo cercano, sostenible y culturalmente rico, que ponga de relieve el valor de una zona que destaca por su autenticidad.
El vino es uno de los grandes exponentes de la región, ya que en ella se concentra la mayor producción vinícola de Chile, y donde destacan cepas consideradas patrimoniales -por tener una antigüedad superior a los 150 años- como la "País" o "Carignan", que se obtienen generalmente mediante un proceso artesanal.
Vicente Loyola, uno de los muchos agricultores y empresarios locales, explica que la cepa País, en concreto, tiene un valor especial para ellos, ya que se ha cultivado durante muchas generaciones. Esto ha permitido a su sabor liviano, fresco y afrutado obtener premios en concursos a lo largo de todo el país.
Sin embargo, como bien indica un dicho de la zona, "para beber bien hay que comer bien", algo que los habitantes de la región del Maule tienen muy interiorizado. Por ello, además del "jugo de uva", también existen infinidad de bares y restaurantes, tanto grandes como pequeños, normalmente familiares, en los que la cocina tradicional ha creado un sinfín de recetas para aprovechar los productos locales, principalmente la merluza, la reineta, el cordero o el siempre necesario ceviche.
En este sentido, como recuerda la directora del Servicio Nacional de Turismo de la región, Carolina Reyes, la apuesta turística del Maule pasa por "ofrecer servicios de calidad, sostenibles y locales", que sirvan para crear un producto único, impregnado de valores tradicionales y de un fuerte sentimiento de comunidad.
También existe una variada oferta de actividades en la zona, que pueden pasar de disfrutar de unos días frente al mar en Lipimávida, realizar avistamiento de aves con guías locales por la desembocadura del río Mataquito o dejarse impregnar por el misticismo alrededor del lago Vichuquén, zona de brujos y embrujos. (Fuente: El Economísta.es).