En ausencia de reglas que enmarquen esta actividad, las agencias de viajes proponen estadías sobre barcos, a veces equipados con helicópteros o submarinos, según alertó la embajadora francesa para los polos Ártico y Antártico, Segolène Royal.
"Esta actividad genera una perturbación considerable, pisoteos, polución. Asistimos a una carrera hacia un gigantismo de turismo, peligroso para los ecosistemas", destacó Royal en la asamblea.
Durante el verano austral 2016/2017, unos 44.000 turistas se aventuraron en la Antártida, frente a los 9.000 que la visitaron en 1995/1996, según las autoridades francesas.
ientíficos caminan en una playa cubierta de musgo, en la península de Fides, Isla Rey Jorge, el 1 de febrero de 2018 (AFP / Mathilde Bellenger)
La Isla Rey Jorge, la más grande de las Islas Shetland del Sur, es elegida por muchos países para instalar sus estaciones científicas. (AFP / Mathilde Bellenger)
"No se trata de prohibir el turismo", precisó la ex ministra francesa, sino de llegar a "dominar cualitativa y cuantitativamente la población turística, a fin de que el turismo se desarrolle en el respeto de las disposiciones del Tratado y de su protocolo sobre la protección del medio ambiente".
En Buenos Aires, el Tratado Antártico busca también estimular la cooperación científica entre los países que implantaron cerca de 100 bases científicas, diseminadas sobre el hielo.
La organización analizará además el proyecto de China de establecer en la Antártida su quinta estación científica permanente, que estaría situada en la zona del Mar de Ross, al sur de Nueva Zelanda.
El Tratado de la Antártida tiene por misión regular la actividad humana sobre el continente de hielo, el mayor espacio no habitado del planeta, con el fin de preservar ecosistemas únicos.
Argentina, que recibe la cumbre este año, está presente en la Antártida hace 114 años y allí dispone de varias bases científicas. (Fuente: AFP).