Este invierno en la provincia de Santa Cruz se presenta como uno de los más nevadores de los últimos diez. Eso no detiene la vida de las especies silvestres que llevan miles de años adaptándose a las condiciones climáticas de la Patagonia y especialmente las migraciones de guanacos desde las mesetas de altura hacia lugares donde sea mejor la provisión de alimento.
En estas migraciones y contrario a lo que se cree, una de las cosas que más les cuesta a los guanacos es sortear los alambrados. Los adultos intentan saltarlos y a veces quedan enganchados. Para los chulengos -la cría de los guanacos- es casi imposible sobrepasarlos.
Sebastián Di Martino, biólogo Director de Conservación de Rewilding Argentina, describe que las rutas utilizadas por esta especie “son bastantes definidas, usan los mismos cañadones para subir y bajar. Mantener esas migraciones es importantísimo para la especie y para el ambiente, porque es una forma en la que este herbívoro no está todo el tiempo comiendo los mismos pastos. En verano sube a las mesetas y le da descanso a los pastos de abajo. Es una forma muy eficiente de aprovechar los pastos en un ambiente muy árido. Y de esa forma los guanacos impactan menos sobre el ambiente.”
Di Martino cuenta que en una ocasión, en la que tenían que poner un collar de seguimiento satelital, “vimos una hembra echada, que tenía un chulengo y estaban a un lado y otro del alambre. La hembra no se movía y nos dimos cuenta que no se podía levantar: había quedado atrapada en el alambre. Había podido saltarlo, pero no pudo caminar más y se terminó muriendo, y el chulenguito estuvo tres días a su alrededor, manteniendo el vínculo mientras estaba postrada, y luego muerta.”
“Nosotros decimos que si conocemos mejor estas rutas migratorias, capáz que podemos hacer un trabajo para instalar un determinado tipo de alambre donde hay más cruces de guanacos. También puede servir para brindar más información a los automovilistas, para que tengan más precaución en ciertos lugares y en determinadas épocas del año cuando ellos cruzan”, expresa el científico.
“YA NO ALCANZA CON SALVAR”
Rewilding, en inglés, significa algo así como “asilvestrar, volver a ser silvestre”. Y eso es en lo que trabaja el equipo en el Parque Patagonia. Como esas tierras fueron campos ganaderos, faltan algunas especies que son vitales para el ecosistema y ellos buscan traerlas nuevamente. Actualmente tienen 16 guanacos y 9 pumas equipados con collares satelitales que les envían información constante.
“En Parque Patagonia intentamos, por un lado, trabajar desde un punto de vista más ecológico, tratando de recrear ecosistemas completos y funcionales”, afirma el biólogo y agrega que, por “completos”, se entiende “que tengan a todas las especies que le son propias, porque muchas se extinguen. Nosotros tratamos de traerlas de vuelta, sobre todo las especies que los ecólogos dicen que son clave o esenciales para el buen funcionamiento del ecosistema.” Sebastián nos explica que en general son los grandes carnívoros y los grandes herbívoros los que cumplen los roles ecológicos más importantes, que cuando ellos no están se produce un efecto cascada donde el ecosistema se degrada mucho.
“Al recrear estos ecosistemas, y además tener a las especies en un buen número, con todas las historias de reintroducción, de trabajo, de conservación, y que los animales empiezan a ser abundantes y mansos, porque ya no los cazamos, eso permite desarrollar una economía local basada en la observación de fauna”, afirma.
En Rewilding Argentina “tratamos de generar alternativas económicas sobre todo basadas en ecoturismo y mucho de ecoturismo de observación de fauna. Es una ecuación que está bastante buena porque cuanto mejor le va a la gente, el ecosistema está más sano, porque es una economía que necesita ambientes bien conservados.”
La Fundación actualmente se encuentra capacitando a pobladores locales como “rastreadores de fauna”. De esta forma, serán los propios residentes los que podrán hacer de guías a los viajeros.
“Cuando empezas a contar estas historias a la gente que no es local, les da ganas de visitar estos lugares. Es un atractivo importantísimo y eso mueve las economías locales. El guanaco desplazándose es un espectáculo increíble, y si el guía sabe contar todas estas historias, todo eso a la gente le gusta mucho”, se entusiasma el científico.
A pesar de que en la Patagonia el proceso de extinción no ha sido tan severo como en el norte, en el Parque Patagonia algunas especies están extintas. Pero la mayoría están presentes. “El puma está, el guanaco está, quizá no en gran número, pero el mayor desafío es -en general- la mala percepción que hay de estos animales por parte de la gente. Porque para la mayoría, esos animales no significan nada. Y para muchos -incluso- significa un problema” expresa Di Martino.
“Lo que nosotros tenemos que tratar de hacer es de crear un poco de empatía hacia estos animales. Eso se logra haciendo bastante comunicación. Lo hacemos con redes sociales, charlas, prensa. Y, para aquellas personas para las que el puma o el guanaco no van a representar nunca una oportunidad, tratar de que sean el menor problema posible. Hoy por hoy usan algunos métodos arcaicos como envenenamientos, matanzas indiscriminadas. Podrían estar usando otros, mucho más racionales como utilizar perros protectores”.
“La restauración que hacemos con rewilding, esto de ‘resilvestrar’, es una historia positiva de conservación” afirma Di Martino. “Algunos relatos sobre la conservación son muy negativos. No está mal porque hay desastres, existen. Pero si te quedas con que todo está mal, es un cuento incompleto y agobiante. Hay que ir un pasito más. Se pierden especies, pero nosotros estamos ayudando para traerlas de vuelta.”
“Si no tenés esperanza no haces nada. Acá hay esperanza de recuperar lo perdido. No solamente seguir salvando lo que queda. Ya no alcanza con salvar, hay que salvar lo que queda y recuperar lo que perdimos”.
(Fuente: Agencia Ambiental).