Como sacada de una obra de Julio Verne, por su entorno de extrañas y diferentes formas, colores variados y siendo la única entrada del océano Atlántico en esta parte del continente, la Ría Deseado se erige como un escenario particular que expresa la amplia diversidad de hábitats propios de la meseta santacruceña, en sus casi 50 km de longitud. La ría, que se abre paso entre planicies al sur, queda, al norte, completamente resguardada por los importantes cañadones que, ostentando una fabulosa paleta cromática, favorece el desarrollo de las especies faunísticas que moran en las islas e islotes allí existentes. Todo ello ofrece, en un sitio de particular belleza, tranquilidad y contacto pleno con la naturaleza, la posibilidad de múltiples actividades durante todo el año y para todas las edades.
“ISLA MISTERIOSA”
Recorrer los casi 50 km de longitud de la Ría Deseado es una oportunidad única de entrega a un medio natural, prácticamente sin modificación humana, para sorprenderse. Ya sea que se visite a pie, en bicicleta o en embarcación, cada paso es una llamada a los sentidos: la vista es la primera que se ve beneficiada por la particularidad del entorno que conjuga el azul del mar con distintas gamas de amarillos, entre suaves y fuertes, por la acción de los líquenes sobre las rocas volcánicas de tonos rojizos. La actividad de las especies de la fauna que allí se establece, ya sea transitoriamente o para reproducción, es perceptible también con el olfato y el oído, además de ofrecer espectáculos únicos por el comportamiento de los diferentes animales que allí se observan: las aves sobrevuelan las costas buscando alimento, los lobos marinos de un pelo, estrellas de la Reserva Provincial, salen del agua en busca del sol… A veces es posible ver ejemplares machos, de hasta 400 kilogramos, trepar sobre sus aletas hasta 15 metros de altura, o las hembras realizando fantásticas zambullidas. Los cañadones, producto de la erosión natural de la meseta, exponen el producto geomorfológico de millones de años, hasta el periodo jurásico. Todo ello provoca que el individuo supere su rol de espectador y se sienta acobijado, integrado, como un elemento más del paisaje, en tanto avanza como un cineasta que recopila todo lo que le rodea, haciendo del lente de su cámara no un muro, sino un portal.
UNA HISTORIA ÚNICA
Parte de la riqueza de la Reserva Provincial Ría Deseado radica en las múltiples formas en que puede ser visitada, cada una de ellas promoviendo una manera particular de explorarla y por lo tanto de conocerla.
Sobre tierra firme es posible bordear su curso y contemplarla desde la altura. El azul intenso que por momentos discurre en un púrpura, es el marco constante de fondo… Los cañadones con sus caprichosas formas invitan a no detener el rumbo. Durante la travesía, la flora y fauna del lugar se presenta sin tapujos: los arbustos típicos de la meseta patagónica se complementan con el resto del entorno aportando más diversidad en los matices de tintes amarillentos… Por detrás de ellos pueden aparecer especies de la fauna… En las costas, e incluso muy cerca de la localidad de Puerto Deseado, son 4 especies de cormoranes se hacen presentes. Esto favorece una actividad de alta atractividad en el destino: la observación de aves, las que proporcionan un espectáculo visual de gran riqueza, pero también sonora, pues cada una de ellas tiene formas especiales de comunicarse que varían según la situación.
¿Qué medio emplear? Dado que, desde el centro de Puerto Deseado, la ría se encuentra muy cerca, dos son las formas más usuales: a pie o en automóvil. Sin embargo, poco a poco surgen otras opciones, incluso brindadas por operadores y/o prestadores turísticos, como el caso del cicloturismo. Recorrerla en bicicleta, ya sea por un rato o durante toda una jornada, garantiza una experiencia inolvidable, atravesando fondos rocosos y bancos de fango y pedregullo. La diversidad de senderos provee alternativas que se ajustan a las necesidades y motivaciones de los grupos, con distintos niveles de dificultad.
Pero el clima propio de la región, con bajas precipitaciones y vientos fuertes, favorece la realización de actividades náuticas y visitas en embarcaciones. Recorrer la ría, custodiados por ejemplares de la fauna marina, mientras se visitan las islas dentro de ella provee un acercamiento de gran valor a la biodiversidad amparada por la Reserva Provincial, permitiendo el acercamiento a las colonias de pingüinos de Magallanes, lobos marinos de un pelo y un amplio abanico de especies que complementan la experiencia. Hacerlo en Kayak es una de las opciones de particular riqueza que brinda la posibilidad de contemplar ocasos únicos mientras se goza de las características propias que acontecen con el comportamiento de la marea; cuando baja, múltiples bosques submareales quedan a la vista.
UN LUGAR MÚLTIPLES ATRACTIVOS
La Reserva Provincial Ría Deseado sintetiza un amplísimo valor asociado a la naturaleza. En su trayecto, que se extiende desde el cañadón Giménez y que culmina en el sector denominado Paso Marsicano, abrazada por grandes acantilados y elevaciones sinuosas que van volviéndose cada vez más tímidas hacia la localidad de Puerto Deseado.
En toda la ría, el paisaje es el elemento preponderante, conjugando sus propiedades con las condiciones de vida de la fauna que en él habita y las particularidades del ambiente evidentes en su flora. Recorrerla es una invitación a explorar un entorno natural en su más amplia pureza, penetrando rincones poco visitados y descubriendo en ellos lo que tienen para contar. No importa la edad ni cómo se realice, la Ría Deseado se predispone siempre para ser descubierta, mostrando, cada vez, algo nuevo a los sentidos del visitante que impacta y regocija para mejorar el estado de bienestar.