Todo indica que el “turismo de cercanía” será una de las primeras actividades que se van a poder realizar pasado el coronavirus. Los nuevos recorridos de excursionismo a pie que se están realizando en Los Antiguos marcan un camino. Con ellos se abren múltiples posibilidades para que los habitantes de Santa Cruz puedan conocer su provincia, su inabarcable belleza y las múltiples propuestas de los prestadores de servicios turísticos.
La pandemia de coronavirus vino a plantear nuevos desafíos para el turismo. Protocolos, reducción de los contingentes, lugares apartados, distanciamiento social, actividades al aire libre, son algunas de las previsiones que debieron sumarse a las ofertas turísticas. Mientras, las autoridades distritales y el sector de prestadores de cada región, vienen trabajando en la elaboración de ofertas que se adapten a la post pandemia. Así, las propuestas al aire libre cobran mayor importancia como experiencia para los visitantes.
Guido Vittone es guía de montaña, y vive en la ciudad de Los Antiguos desde 1998 y desde hace varios años se dedica a la actividad del senderismo y exploración. Se ha especializado en geología, glaciología, botánica, e historia de la región. Su propuesta por estos días, tiene una particularidad: vecinas y vecinos del pueblo han comenzado a desarrollar el turismo de naturaleza, acompañándolo en sus salidas.
Los residentes, en su mayoría mujeres mayores de 40 años, se han sumado a las caminatas de Vittone por los senderos que previamente se ha dedicado a relevar. “Los participantes responden con mucho entusiasmo. Para muchos es una actividad novedosa” contó el experto de montaña. “Tengo un montón de seguidores, el grupo crece muchísimo. La gente está descubriendo su lugar como si fuera un turista. Y yo estoy guiándolos como si fueran turistas y les estoy mostrando el patio de su casa, digamos, que antes no lo veían. Es muy interesante lo que está ocurriendo”.
El senderista remarcó que lleva mensurados un total de 10 recorridos, que incluyen los tres miradores con acceso vehicular (Los Antiguos, Uendeunk y Nendeunk). Todos comienzan en el pueblo o en las afueras. “Los hemos recorrido con el grupo de gente que se inició hace un mes. Todos se pueden realizar en menos de dos horas, algunos en apenas 30 minutos.”
Además hay un grupo más experimentado que lo acompaña en las salidas desde hace un año. “Si bien algunos se suman a las salidas cortas, en general viajamos unos kilómetros a campos cercanos. Así accedemos a cañadones y cerros en excursiones de varias horas”, señaló Vittone.
Estos senderos, según afirmó el guía, son huellas de animales que él mismo fue descubriendo de tanto andar, y que “llegan a puntos panorámicos que son como cerritos, o cañadones de los ríos. Hay dos ríos acá con cañadones, muy interesantes”
También se pueden recorrer las sendas que vinculan a la Reserva Urbana Laguna con las que permiten recorrer la costa del río Los Antiguos y del Lago Buenos Aires. Hay otros senderos más agrestes por la costa del río Jeinimeni y uno por propiedades privadas que permite llegar al mojón fronterizo conocido como “Hito de Mendieta”.
En busca de lugares para visitar con la gente que lo sigue, Guido se dedicó a investigar la historia de la región. “Encontré una vieja huella histórica que estaba como olvidada y me puse a investigar y encontré un mapa de la década del 40 donde aparece ese camino que confirma lo que yo pensaba; que es una huella que en su momento fue importante y después quedó abandonado por otro camino nuevo.”
Además de guía de montaña y explorador, Vittone es escritor. Periódicamente, Guido publica en su blog notas de interés histórico. En uno de sus textos, describió el último hallazgo: “Es una huella de pioneros, tal vez el primer camino al Monte Zeballos. Casi tapada por la vegetación y olvidada por el tiempo, pero con un trazado reconocible, confirmado por un leve terraplén en el faldeo y las amplias curvas que buscan alivianar la pendiente. Marcó el rumbo al sur entre el río Los Antiguos y el Jeinimeni al igual que la actual Ruta 41. Pero mientras ésta se arrima en su primer tramo hacia el río Los Antiguos, la vieja huella gana altura con vistas al río fronterizo. Este olvidado paso internacional ubicado lejos de los pueblos, fue tal vez la ruta de las tropas chilenas en su desesperada retirada hacia Estancia La Ascensión en la madrugada del 10 de julio de 1918, durante los dramáticos sucesos conocidos como ‘La Guerra de Chile Chico’".
A 102 años de aquellos sucesos, esta vieja huella en las afueras de Los Antiguos, puede convertirse en un atractivo sendero. Si bien el contexto de pandemia no permite hacer pronósticos concretos de reactivación del turismo de lejanía, tanto Vittone como los vecinos que lo acompañan, siguen descubriendo semana a semana el placer de esta actividad, que llena de experiencias a quienes se animan a practicarlo. “Realmente la pasan muy bien. Se sienten bien físicamente, gente que eran mayormente sedentarias, de 40 años para arriba y simplemente nunca habían salido a caminar por un sendero. No sabían lo que es sentirse bien, respirar hondo, lo que es sentir el aire y ver algo distinto. Se escuchan muchas risas, van charlando, es una forma de socializar. Yo también explico muchas cosas y las escuchan con interés. Estamos saliendo dos veces por semana, jueves y domingo por la tarde.”
Cuando comience a recuperarse la actividad turística, es probable que la gente busque destinos menos masivos, con mayor contacto con la naturaleza. En este sentido, las grandes extensiones y la baja densidad poblacional de la provincia de Santa Cruz, la convierten en un sitio más que apropiado para realizar distintas actividades al aire libre.
Estos nuevos recorridos de excursionismo a pie son una forma más de disfrutar una región que propone mucho más que la visita a la “Cueva de Las Manos”.
Vittone trabaja incansablemente para que ésta actividad pueda ser reconocida por las autoridades locales y provinciales. “Los Antiguos es conocido por sus espacios verdes y sus chacras. Los senderos tienen mucho potencial turístico para desarrollar”.
Hoy es aprovechada por los residentes que descubren bellos lugares y las formas de acceder a ellos sin dañar el ecosistema. Cuando la pandemia pase, sus potencialidades son evidentes.