El Mario Brozoski inició trabajos junto a la conservadora Valeria Contissa. licenciada en Conservación y Restauración de Bienes Culturales visitó el Museo Municipal ubicado en Puerto Deseado. Allí trabajó sobre diferentes objetos que se encuentran en proceso de recuperación.
“Estoy trabajando con la colección de piezas halladas en distintas expediciones de arqueología subacuática que hoy se encuentran protegidas en el Museo Brozoski”, comentó la conservadora que vino desde Buenos Aires. “El rol de la conservación es poder preservar estas piezas la mayor cantidad de tiempo posible para poder legarlas a futuras generaciones; para que puedan ser contempladas y conocidas”; remarcó.
Respecto a su labor, Contissa destacó la diversidad de lo rescatado. “Hay distintos materiales. Se han hallado elementos personales de la tripulación; elementos médicos; de artillería y vajilla”. “Es un universo de materialidades, algunas más frágiles que otras. Siendo patrimonio subacuático lo que tiene es que todo es muy delicado porque estuvo más de dos siglos bajo el agua, y bajo determinadas condiciones medioambientales, sufren un cambio muy brusco al salir a la superficie; por lo que hay que tener cuidados muy especiales para evitar los procesos de deterioro que se aceleran en forma exponencial”; añadió. Cabe remarcar que, inicialmente, las piezas requieren un tratamiento de desalinización progresivo y luego otros que eviten que materiales orgánicos (como la madera) pierdan completamente su estructura.
Entre otros, la conservadora está dando continuidad a lo hecho por Alberto Orsetti, quien trabajara con el Museo desde 1986 a 2006 y fuera un precursor en arqueología y restauración subacuática. También con él colaboró en diversos proyectos desde 2009. Además, ha trabajado en la Antártida y en arqueología urbana, lo que le permite marcar algunas diferencias y similitudes con los desafíos que hoy le propone el Mario Brozoski. “Algunos tratamientos son parecidos en lo que es arqueología terrestre y subacuática. Las primeras intervenciones a veces son diferentes, pero los tratamientos definitivos son similares”, explicó.
“La idea es poder tener un primer acercamiento, tomar algunas decisiones de cómo siguen los tratamientos que ya venían en proceso; muchos de ellos iniciados por Alberto Orsetti”; sostuvo Contissa, quien está en la localidad por primera vez. Por último, se refirió a lo que ocurre con los elementos cuando finaliza el trabajo: “Una vez que las piezas han sido tratadas quedan almacenadas en el depósito o la reserva técnica del museo. Algún día pueden exhibirse o quedar en guarda para alguna investigación”.