Los teléfonos inteligentes están cobrando una importancia capital en la compra de viajes y, más en concreto, en la reserva de hoteles. Según un reciente estudio, Google ha llegado a la conclusión de que en el proceso de planificación y reserva de un viaje tipo (con unos dos meses de antelación), un usuario establece una media de 400 conexiones digitales, el 87% de las cuales se realizan a través de un dispositivo móvil. Lo sorprendente es que casi la mitad de los viajeros que llegan al final de la reserva se «trasladan» a otro dispositivo para concretarla.
Según un artículo publicado por Skift y firmado por Mike Dudas, jefe de Ventas e Ingresos de Button, empresa especializada en monetización a través del uso de dispositivos móviles, una de las razones para ello es porque el «viaje hacia la reserva» a través del móvil suele ser largo y arduo, incluso cuando el consumidor está realmente decidido a comprar al final del proceso.
La empresa Button ha contado el número absoluto de pasos (taps) de un potencial cliente para ir de una metabúsqueda a la reserva final. De promedio, un viaje de placer lleva más de 100 pasos; la reserva de un billete aéreo, desde el metabuscador a la OTA, es de 151 taps. En cuanto al promedio de metabúsquedas hasta la OTA para reservar habitaciones de hotel es, de promedio, 102 taps.
Tras todo esto, tiene sentido que un consumidor abandone su teléfono inteligente para completar una reserva en el odenador, donde resulta más rápido y ágil el mero hecho de usar sus dedos sobre un teclado.
¿COMO CREAR UN CAMINO DE RESERVA MAS FACIL?
La investigación apunta a aplicaciones nativas. Criteo (empresa soporte de Atrápalo) encontró que las aplicaciones generaron el 57% de las reservas móviles en el primer trimestre de 2016. Éstas se están convirtiendo en el punto focal de los consumidores para realizar transacciones en móviles, dadas las ventajas que ofrecen.
Un estudio encargado por Facebook encontró que los compradores prefieren realizar transacciones en las aplicaciones porque proporcionan una experiencia más segura y más liviana, aportan garantías de pago y la navegación resulta más ágil en ellas, con detalles del producto más fáciles de leer. En pocas palabras, una mejor experiencia de usuario se traduce en un aumento de las ventas.
Eso está muy bien, pero aquí llega lo complicado: atraer a potenciales clientes hacia la aplicación. Algo que puede resultar difícil y costoso, con muy pocas aplicaciones que sobreviven al paso del tiempo y con el coste medio por instalación que continúa subiendo. Además, ahora la búsqueda está mucho más fragmentada y verticalizada en el móvil que en el ordenador, donde la ruta de compra a menudo comienza con Google.
En este sentido, Button se pone como ejemplo de eficacia, con una tecnología que permite a los consumidores encontrar negocios hoteleros, en su contexto geográfico y temático y reservar en la aplicación con sólo unos pocos pasos. (Tecno Hotel).