Agricultores de Pichi Leufú, Ñirihuau Arriba y Villa Llanquín ofrecen un circuito complementario a la actividad productiva, donde se comparten la cultura rural y los paisajes de la región.
A partir del interés de un grupo de familias y con la finalidad de desarrollar el turismo como complemento de sus actividades productivas, nació en el año 2009 la Red de Turismo Rural Comunitario “Cultura Rural Patagónica“. Está integrada por dieciséis familias de agricultores y pequeños ganaderos que aunaron esfuerzos para promocionar y comercializar en forma conjunta y solidaria sus emprendimientos ubicados en Ñirihuau Arriba, Pichi Leufú y Villa Llanquín, en la provincia de Río Negro.
Cuenta desde sus comienzos con el apoyo técnico de la Secretaría de Agricultura Familiar, a los fines de promover el arraigo en los lugares de origen y fomentar la diversificación productiva. A mediados de 2015 se sumó el INTA Bariloche mediante el Programa “Cambio Rural II”, destinado al asesoramiento en innovación e inversión, para mejorar el modo de vida y la situación económica de sus productores, que en los últimos años pudieron aumentar sus ingresos en aproximadamente un 20 por ciento.
Se trata de un turismo artesanal, donde el atractivo está conformado por el conjunto de las actividades cotidianas de un día de campo, el tejido, el hilado, la curtiembre, las artesanías, el cuidado de la huerta y sus animales, la degustación de gastronomía típica y, sobre todo, la “vivencia junto a su gente”; a lo que se suma el particular paisaje de la estepa, con llamativas formaciones volcánicas y ríos que la atraviesan.
La familia anfitriona recibe a los turistas en su hogar. El mate es el factor común en todas las visitas, y al llegar al lugar aparece en señal de bienvenida, participando de conversaciones en las que se construye un entramado de experiencias entre los dueños de casa y los visitantes. Luego se realiza un paseo por los vastos horizontes de la estepa. Uno de los anfitriones oficia de guía baquiano. Ellos comparten su historia, su forma de vida, anécdotas de la región, sus orígenes, sus raíces; muestran su lugar con simpleza y orgullo a la vez, conociendo en detalle esas tierras, lo vivido por ellos y lo transmitido por sus generaciones pasadas. En los programas se incluyen tanto caminatas de mediana dificultad como paseos a caballo, que invitan a apreciar cada detalle del imponente paisaje.
La temporada comienza en noviembre y se extiende hasta abril, alcanzando su mayor auge durante los meses de verano, estación donde la estepa se convierte en una opción interesante debido a la confortabilidad del clima y la belleza de sus paisajes.
“Hemos visitado a la familia Toro en Villa Llanquín y quedamos encantados por la gente, el lugar y la propuesta. Pasamos un día inolvidable en familia; nuestros hijos felices con la experiencia y con muchas ganas de volver”, evaluó una de las visitantes que optaron por esta alternativa.
Este tipo de turismo invita a profundizar en el conocimiento de cómo funciona el sector rural, contribuye al desarrollo territorial, al arraigo y la soberanía alimentaria. Son iniciativas con una fuerte raíz comunal donde la cultura local es la base del atractivo como parte fundamental de puesta en valor de su identidad. Desde ese elemento cultural parten otros como la diversificación económica y el interés ambiental. Para mayor información, la Red cuenta con la página web http://turismoruralbariloche.com donde publica sus actividades.
DATOS
- 20% La mejora en los ingresos de las dieciséis familias que participan del programa de turismo rural.
- Una experiencia distinta, amena, enriquecedora, que permite estrechar lazos humanos y conocer el campo desde un lugar muy diferente.
- “Este tipo de turismo es diferente, porque en los hoteles nadie conoce a nadie. Nosotros invitamos a la gente a casa y comemos juntos”. (Fuente: Diario Río Negro).