En las últimas décadas la actividad humana aceleró el movimiento de especies a tasas alarmantes. Una vez que las especies exóticas se establecen en nuevos ecosistemas, pueden llevar a las especies nativas a la extinción. En el noroeste santacruceño, un equipo de profesionales redobla los esfuerzos por controlarlas y preservar el delicado equilibrio de la biodiversidad de una zona privilegiada en Patagonia.
Las Especies Exóticas Invasoras son plantas, animales o microorganismos que habiendo sido trasladados más allá de sus límites naturales de distribución, consiguen establecerse y avanzar de manera espontánea en los nuevos ambientes donde son introducidos causando impactos severos sobre la diversidad biológica, la cultura, la economía y la salud pública.
"La movilización y colonización de nuevas áreas por especies siempre ha ocurrido", afirma Laura Fasola, Doctora en Biología y Coordinadora del Programa Patagonia de Aves Argentinas. "En cierta manera es un proceso natural que acompañó las modificaciones en las condiciones del planeta". Sin embargo, la acción humana permitió que muchas barreras geográficas desaparezcan y distintas especies colonicen nuevos continentes. Esto no es natural y menos a las tasas en las que está ocurriendo. La expansión del Sars-CoV2 puede tomarse como ejemplo", remarca.
La biodiversidad de la zona noroeste de Santa Cruz no es la excepción. "El Visón americano, una de las principales amenazas del Macá Tobiano, ha tenido un papel protagónico en reducir las poblaciones de Gallineta chica y Pato de los Torrentes. También están las truchas en los lagos y ríos que, si bien hoy no se encuentran en los ambientes reproductivos del Macá en el NO de Santa Cruz, la posibilidad de la siembra en las lagunas que usan es un fantasma al acecho", explica la bióloga. "A esto, hay que sumar la Gaviota cocinera, una especie asociada a la costa marina, que siempre visita la zona cordillerana y que hoy tiene colonias reproductivas vecinas a las de los macáes".
Es sobrecogedor saber que un solo visón puede diezmar una colonia de Macá Tobiano en una noche. Por otra parte, las truchas no solo son depredadoras sino que compiten por recursos con aves y peces, compartiendo presas. Las gaviotas atacan nidos de macaes y cauquenes, e incluso a adultos. Tanto visones como gaviotas transmiten enfermedades diezmando producciones avícolas.
La pregunta aparece sola: ¿es reversible su efecto? "Hace tanto tiempo que están en estos sistemas, que el efecto no es reversible. Nunca sabremos cuántas colonias de macáes han fracasado por acción de los visones o de las gaviotas, previo a los esfuerzos de conservación de hoy". Lo que sí, se puede, es "mitigar su impacto sobre ciertos elementos de los ecosistemas afectados. Pero nunca podremos decir que se ha revertido. Hay un montón de efectos negativos que hoy desconocemos", dice la investigadora.
El esfuerzo para controlar estas especies invasoras es grande, y viene mostrando resultados alentadores. El Programa Patagonia busca implementar estrategias de conservación para detener la extinción de varias especies en peligro y a su vez accionar para preservar la salud del ambiente.
Los métodos y estrategias se definen para cada ambiente y especie en particular. "En el caso del Visón americano, estamos controlando su población en el área cercana a la del Macá Tobiano". El plan consiste en colocar trampas con cebos en balsas de madera flotante a unos metros de la costa, sujetadas a tierra con soga. "Aumentamos el área de control, generando sectores seguros también para la gallineta chica. Utilizamos principalmente trampas y, con gran esfuerzo, rastreamos individuos empleando perros. Además de haber evitado la depredación sobre el Macá, se evidencia la recuperación de la población de Coipos en algunos sectores de ríos. Con las truchas, estamos realizando remoción de individuos con pesca tradicional en lagunas de la meseta del Lago Strobel. En el caso de la Gaviota cocinera, intentamos reducir su éxito reproductivo, desalentando el establecimiento de colonias con elementos distractivos en los sitios de nidificación".
Las Áreas Protegidas constituyen una estrategia fundamental para la conservación a largo plazo de la diversidad biológica y cultural, proporcionando bienes y servicios ecosistémicos esenciales para la sociedad. Son sistemas ideales para el trabajo de prevención de las especies exóticas.
La bióloga propone que en lugar de sistemas de protección por cada especie, se piense en redes de áreas protegidas y que "las acciones de manejo del impacto de las especies exóticas trasciendan los límites de las áreas protegidas". Para Fasola, "la clave será siempre la creación de áreas protegidas acompañadas de planes de manejo. Es entonces cuando el trabajo colaborativo cobra relevancia a largo plazo".
Promover la conciencia ambiental y la sustentabilidad en la sociedad, creando áreas protegidas, es un compromiso que han asumido distintos y diversos sectores sociales. Como dijo la reconocida Dra. Jane Gooda: "Todavía quedan muchas cosas en el mundo por las que merece la pena luchar. Hay mucha gente maravillosa luchando por revertir el daño causado, por ayudar a aliviar el sufrimiento. Y muchísima gente joven dedicada a hacer de este un mundo mejor".