El paisaje cordillerano de lagos y montañas que rodea a Esquel, con bosques verdes en el estío que enrojecen en otoño, y la variada fauna que albergan, con singulares especies migrantes y endémicas, son los principales atractivos de los safaris fotográficos armados para todo el año por esa ciudad de la comarca andina de Chubut.
Mayor comuna de la Comarca Andina de la provincia, está en un punto medio entre el húmedo bosque andino patagónico y la estepa, y cuenta con cerros y cursos de agua que armonizan la convivencia entre estos dos ambientes tan opuestos.
Estas características "le otorgan una singular diversidad de especies residentes y migrantes que no se repite en otras localidades de la región", explicó a Télam el secretario de Turismo de Esquel, Mariano Riquelme.
La vida silvestre cambia con la llegada de cada estación, algo que genera novedades en forma permanente para los turistas que disfrutan del avistamiento de aves, flora y fauna silvestre y también de las actividades ligadas al ecoturismo.
Riquelme dijo que, si bien los turistas pueden realizar en forma particular estos safaris fotográficos, "hay guías especializados que trabajan hace unos años en el diseño de recorridos que permitan acercarse a la diversidad de la vida silvestre en salidas que pueden durar desde uno a quince días".
Avistaje de aves
Los visitantes que llegan a Esquel entre octubre y marzo pueden avistar una amplia diversidad de aves que conviven entre el bosque andino patagónico, el ecotono, la estepa, el humedal y la alta montaña.
También pueden elegir safaris fotográficos estacionales de cinco días, en los que se recorren 1.200 kilómetros en vehículos todo terreno para conocer los paisajes que ofrece la transición bosque-estepa.
El secretario de Turismo de Esquel subrayó que "estas salidas se realizan tanto en primavera como en otoño e invierno, lo que permite observar la evolución anual de las especies, las adaptaciones para sobrevivir y los cambios que se producen en el paisaje".
El paisaje
En los recorridos se da prioridad a la observación con luz natural, para alcanzar mejores vistas de los ambientes en los cuales contrastan bosques, volcanes, glaciares colgantes y espacios de selva valdiviana.
También hay circuitos de ripio, por caminos secundarios que llevan a sitios poco visitados con paisajes vírgenes que asombran a los turistas.
Riquelme consideró que "los lugares más característicos de estos recorridos son el parque Pumalin, en Chile; el Parque Nacional Los Alerces, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco; Piedra Parada y Bahía Bustamante (los tres últimos en Chubut), entre otros".
El pájaro carpintero gigante es una de las especies más buscadas por los turistas que participan en estos safaris, quienes también ansían ver al loro del bosque denominado cachaña.
Otras presas predilectas de la caza fotográfica son los cóndores, los flamencos, el aguilucho andino, los huet huets, los churrines andinos y los chucaos, entre la variada avifauna que convive en el bosque andino patagónico, la alta montaña y la cordillera patagónica.
Las zonas de la estepa por donde se realizan estos recorridos están pobladas de arbustos que miden menos que una persona, lo que hace que el registro fotográfico sea más accesible, mientras que el bosque andino patagónico, con su frondosa e irregular geografía, ofrece paisajes más vistosos.
"El ecotono en el que está emplazado Esquel tiene las especies más plásticas y dúctiles de ambos ambientes extremos", aclaró el secretario de Turismo local.
Por último, Riquelme remarcó que "la cordillera, los lagos, la cascada, el atardecer en la estepa, el otoño que enrojece las lengas, las aves que migran y el entorno ayudan a agudizar la mirada y la sensibilidad".