El 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Vida Silvestre, una fecha proclamada en 2013 por la Asamblea General de las Naciones Unidas conmemorando el aniversario de la aprobación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres en 1973.
El Día Mundial de la Vida Silvestre nos brinda la oportunidad de celebrar la belleza y la variedad de la flora y la fauna salvajes, así como de crear conciencia acerca de la multitud de beneficios que la conservación de estas formas de vida tiene para la humanidad.
Los animales salvajes y las plantas silvestres, además de su valor intrínseco, contribuyen a los aspectos ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos del bienestar humano y el desarrollo sostenible.
La magia del Parque Patagonia se refleja en su biodiversidad. Los animales que aquí habitan cumplen roles fundamentales que mantienen el ecosistema estepario en buen estado. Conocerlos y estudiarlos resulta imprescindible para cuidar no sólo de ellos y su hábitat, sino también de nosotros mismos.
Con el Macá tobiano como emblema, junto al Choique, el Huemul, el Guanaco, el Cóndor, el Puma, el Coipo y la Gallineta austral, el Parque Patagonia y la región noroeste de Santa Cruz, tienen por delante el desafío de conservar el equilibrio de un biosistema frágil y a la vez, singular.
AQUÍ ESTÁN ESTOS SON!
El Choique (Rhea pennata) es la segunda ave corredora más grande de América. No puede volar. Llega a tener un metro de alto y pesar hasta unos 30 kgs. Habita las estepas de la Patagonia y se alimenta principalmente de plantas e invertebrados. El macho se encarga de la incubación y cuidado de los charitos (pichones) mientras que varias hembras proveen de huevos a su nidada. Es un símbolo de la historia evolutiva y ha desaparecido de muchas zonas. El Parque Patagonia alberga poblaciones en buen estado, podría convertirse en un aliado para recuperar a esta especie en lugares donde ha desaparecido.
El Huemul (Hippocamelus bisulcus) es el ciervo más amenazado del continente americano. Habitó zonas de estepas en el oeste patagónico, pero de la zona del Parque Patagonia desapareció a principios del 1900.
De apariencia robusta, los machos adultos llegan a pesar 100 kls. Solo los machos poseen pequeñas astas bifurcadas durante la temporada reproductiva. Los grupos familiares no exceden los 2 a 3 miembros. La competencia por pasturas y la transmisión de enfermedades del ganado fueron determinantes para su desaparición en la región. Se estima que sólo 1.000 a 1.500 ejemplares sobreviven en estado silvestre. En el Parque Patagonia es nada más que un recuerdo en las crónicas de exploradores y en las pinturas de Cueva de las Manos. Su conservación en este sector de Patagonia depende de programas de reintroducción que se desarrollen a futuro.
El Guanaco (Lama guanicoe) es el mayor herbívoro de Patagonia. Este camélido llega a pesar 130 kg, tiene hábitos diurnos y durante el verano forma pequeños grupos familiares compuestos por un relincho (macho), una o más hembras y sus chulengos (crías). En invierno, los grupos llegan a cientos de individuos. Esta especie moldeó la cultura de los pueblos originarios de esta región.
Con la llegada de los colonizadores europeos, sus números disminuyeron notablemente. En el pasado, realizaba grandes migraciones para evitar climas rigurosos y buscar buenos pastos, optimizando los recursos forrajeros, permitiendo que la especie prospere en la Patagonia.
El Cóndor andino (Vultur gryphus) es el ave voladora más grande del mundo, alcanzando los 3 mtrs. de envergadura alar y los 15 kilos de peso. Puede desplazarse cientos de kilómetros en un mismo día aprovechando las corrientes ascendentes de aire caliente. Por su increíble capacidad para desplazarse, necesita vastos y bien conservados espacios para sobrevivir. El control indiscriminado de depredadores como zorros y pumas, especialmente a través de venenos prohibidos y altamente tóxicos colocados en ganado muerto, han hecho que el Cóndor sufra frecuentemente mortalidades alarmantes en la Patagonia cordillerana.
Su capacidad de adaptarse a distintos ambientes y presas convierten al Puma (Puma concolor) en la especie carnívora con mayor distribución en el continente americano. Este felino es un excelente cazador de emboscada, y su principal presa en esta región es el guanaco. Su presencia es determinante para el buen estado del ecosistema patagónico, al regular el número de herbívoros y carnívoros medianos, con un impacto positivo sobre la flora y fauna de la región.
El Chinchillón anaranjado (Lagidium wolffsohni) ocupa el sector más occidental de la provincia de Santa Cruz y el oriental de las regiones de Aysén y Magallanes, en Chile. Este roedor vive en ambientes rocosos cordilleranos y acantilados o roquedales de cañadones esteparios, alimentándose de las pequeñas plantas que crecen cerca de sus refugios.
En julio del 2020, un equipo de veterinarios, técnicos de campo y biólogos logró capturar el primer individuo, una hembra de 2,5 kilogramos de peso, bautizada "Yoana".
Endémico de la provincia de Santa Cruz, el Macá tobiano (Podiceps gallardoi)
fue declarado Monumento Natural. Es un zambullidor de mediano tamaño, con un porte esbelto y gallardo. Mide aproximadamente 28 cm. y se destaca por su copete amarillo rojizo y su iris rojo. Se encuentra en peligro crítico de extinción. En verano, construye sus nidos en las lagunas de la meseta del noroeste santacruceño y en invierno migra hacia los estuarios de la costa este de la provincia.
Habitante de en los humedales de la estepa patagónica, la Gallineta austral (Rallus antarcticus) es mayormente desconocida para la gente local. Se alimenta de invertebrados que encuentra entre los juncales que habita. En condiciones favorables logra sacar hasta dos camadas de pichones durante el verano. Muy raramente se la ve volar y en inviernos de bajas temperaturas migra en dirección norte, con destinos poco conocidos.
De gran tamaño, el Coipo (Myocastor coypus) llega a pesar 10 kg. Sus incisivos son de un llamativo color anaranjado que contrasta con el marron de su pelaje y el parche blanco de su hocico. Se distribuía por toda la cuenca del Río Deseado, incluyendo los Ríos Pinturas y Ecker y los humedales del Cañadón Caracoles. La caza para obtener su piel y la pérdida de la vegetación acuática han hecho que desaparezca de extensos sectores de la provincia de Santa Cruz.
Conocer mejor a estas criaturas majestuosas nos permitirá valorarlas y apreciarlas como parte de la diversidad natural y cultural de esta zona. Pero también redundará en la conservación de nuestra casa común y en el desarrollo de nuevas oportunidades económicas para la población local.