En un contexto normal, podría decirse que la política de promoción que está implementando Brasil, sería de interés aplicar por parte de Chile -siempre en referencia a atraer al turismo argentino, un mercado trascendental para ambos países vecinos-. Pero las acciones de ambos países -Brasil y Chile-, son muy distintas.
Brasil entendió que la devaluación del peso y las restricciones cambiarias no alcanzarían para poner un freno a los argentinos que cada temporada deciden pasar sus vacaciones en las playas Brasil. Según las agencias de turismo, el interés por los vuelos y paquetes para destinos brasileños para el próximo verano viene en ascenso y se mantiene en niveles similares a los del año pasado, a pesar de la situación económica local.
Brasil recibe cada año más de 6,6 millones de visitantes extranjeros con motivo de esparcimiento, de los cuales la gran mayoría —algo más del 37% de total— son argentinos. Según datos del Embratur, el ente de turismo del país vecino, el año pasado unos 2,5 millones de residentes pasaron sus vacaciones en Brasil, lo que los ubicó en el primer lugar entre los viajeros extranjeros. De lejos, los siguen los estadounidenses, con 8% del total y luego chilenos y paraguayos, con poco más del 5% cada uno. Según datos del Embratur, el ente de turismo del país vecino, el año pasado unos 2,5 millones de argentinos pasaron sus vacaciones en Brasil.
“Los argentinos son nuestros visitantes más asiduos y fieles. Tenemos más de 100 vuelos semanales entre ambos países. Sabemos que la devaluación del peso argentino puede ser un factor determinante en la decisión de viajar al exterior, pero entre las opciones similares, como el Caribe, Brasil es en promedio 30% más barato en dólares. Tenemos regiones, como Florianópolis, donde los empresarios entienden la realidad de sus clientes argentinos y buscan fórmulas para seguir convocándolos. Hasta ahora, las señales que recibimos son alentadoras”, aseguró Gilson Machado Neto, presidente de Embratur.
ESTRATEGIA DE BOLSONARO
El presidente Jair Bolsonaro acaba de transformar al Embratur en la Agencia Brasileña para la Promoción del Turismo Internacional y decidió que multiplicará por 5 su presupuesto anual de 49 millones de reales con el objetivo de alcanzar los 12 millones de visitantes extranjeros -el doble que el actual- para 2022. La agencia contará con un presupuesto de alrededor de USD 150 millones. Por lo tanto, se podrían impulsar nuevas medidas y promociones para atraer a los argentinos.
Desde el organismo, destacaron que tanto el gobierno como los comerciantes brasileños entendieron que necesitaban bajar los precios para no perder competitividad para atraer a los turistas argentinos.
Además, señalaron que disminuyó el costo de los pasajes aéreos gracias a las medidas para estimular la competencia en el sector aerocomercial (las low cost, por ejemplo, están eximidas de la vieja exigencia de contar con un socio local para operar en Brasil). Los pasajes aéreos, según destacaron, bajaron un 17% entre enero y septiembre de 2019, según la Encuesta Mensual de Comercio que elabora el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Tanto el gobierno como los comerciantes brasileños entendieron que necesitaban bajar los precios para no perder competitividad para atraer a los turistas argentinos y reforzar en tiempos difíciles, la promoción de su destino.
CHILE: UN CASO COMPLICADO
Acá es donde debemos analizar el paralelismo y hasta qué punto se aplica para el caso Chile. Si obviamos el actual estado caótico de la sociedad chilena, vamos hasta el punto de partida que fue la caída del poder económico del turista argentino que invadía Chile todo el año.
Antes del conflicto, el turismo masivo argentino retrocedió significativamente pero no llegó al extremo "Cero" que hoy es una realidad triste.
Pero a diferencia de Brasil, Chile o mejor dicho, el turismo chileno, bajo los brazos y prefirió apostarle al turismo nacional y al que venía de "más allá de Argentina". Si nos centramos en la Patagonia, damos fe que desde el lado chileno se bajaron las persianas para que los turistas argentinos llegaran a su tierra. Hoy la difusión se apunta exclusivamente al norte y con esa puerta abierta, al turista no sudamericano.
Funciona. El turismo interno al menos en el sur está funcionando y con la llegada de "gringos" desde Santiago, el turismo de la Patagonia chilena se sostiene, aunque no en los niveles que espera y merece, por el esfuerzo realizado por los emprendedores que dan siempre lo mejor. Pero la perspectiva nacional que sigue profundizando su crisis prevé que esta situación siga una curva descendente a medida que la crisis política siga avanzando.
Muchas veces, hemos conversado con quienes trabajan y viven del turismo al respecto a la importancia del turismo argentino para Chile. Y muchas veces coincidimos en que se incremente o descienda el porcentaje de visitas, que las economías suban o bajen de la ola, el turista "trasandino" seguía siendo importante.
Hoy parece que ese pensamiento desapareció, porque desde ciudades como Punta Arenas, Coyhaique, Puerto Aysen u Osorno, vemos como se han cortado todos los lazos no solo empresariales sino también con los medios de comunicación que difunden (o difundían) los destinos chilenos. Y aquí es donde el desafío se presenta. Porque a la poca rentabilidad para el privado, la poca o nula acción de las estructuras del estado en pos del turismo han evidenciado esa política de no seguir invirtiendo a futuro. Un futuro que no es muy lejano, vale aclarar.
El poco interés en promocionarse de "este lado de la cordillera" nos lleva a un punto clave: "las políticas de promoción de un destino se sostienen siempre". Con las variantes económicas o sociales en suba o en baja no se debe nunca caer al punto de cerrar puertas, porque esas mismas, el día de mañana se pueden abrir de nuevo y será como empezar de cero. Y nadie quiere caer en la cuenta que todo lo que un día se construyó un día, se vino abajo.
Al igual que Brasil, Chile debe buscar la solución para temas importantes. Cambiar el rumbo y olvidarse de lo que se hizo y de quienes lo hicieron posible, no se ve a ciencia cierta como el camino a seguir. Hoy parece ser una realidad que lamentablemente, se complica para un país como Chile, con una realidad social que muchos presagian que se profundizará mucho más y que está alejando a todos los turistas -argentinos, nacionales y gringos-, por igual.
La Patagonia históricamente fue una isla para el resto del país. Y podemos afirmar esto a ambos lados de la cordillera sin dudas. Si las realidades sociales y económicas nos llevan a esa "categoría" nuevamente, será entonces que ya es tiempo de ponerse de pie por cuenta propia y actuar. No todo mal dura para siempre.
Hugo Hernández - Patagonia Azul